Lubin
La Casa Lubin fue fundada en 1798 por Pierre-François Lubin (1774-1853). Este fue aprendiz de Jean-Louis Fargeon, perfumista oficial de la reina María Antonieta. Tras la Revolución Francesa, se impuso como el perfumista de los dandis de la época, para convertirse rápidamente en el perfumista de la Corte Imperial.
Así, elaboró perfumes y productos cosméticos para la esposa y la mujer de Napoleón Bonaparte, la emperatriz Josefina y la princesa Borghèse. Con la vuelta de la monarquía, Lubin fue nombrado perfumista de la Corte Real de Francia, al servicio de la hija de María Antonieta, la duquesa de Angulema, y después de la última reina de Francia, María Amelia. Sus conocimientos y su buena reputación traspasaron las fronteras de Francia, y le permitieron convertirse en el proveedor oficial del rey Jorge IV de Inglaterra y del zar Alejandro I de Rusia. A partir de 1805, Lubin se lanza a la conquista del mundo: en 1830 empieza a exportar sus creaciones a Estados Unidos y a muchos otros países.
Félix Prot, el aprendiz favorito y heredero espiritual de Pierre François Lubin, asume la dirección de la Maison Lubin en 1844. La familia Prot conserva Lubin durante 4 generaciones, hasta 1970. A continuación, Lubin pasa por las manos de distintos grupos industriales, lo que provoca su declive, hasta que, en 2004, la Maison vuelve a ser adquirida por un exdirector creativo de Guerlain, Gilles Thévenin, con el apoyo de dos de los hijos de Paul Prot, el último presidente de la familia.
Lubin es una casa independiente que fabrica en Francia exclusivamente. Se trata de una perfumería de lujo, semiartesanal, con creaciones producidas en cantidad limitada, que presta una gran atención a la calidad y al respeto de las tradiciones. Fieles reflejos del legado histórico de la Casa, los perfumes Lubin no renuncian por tanto a seguir siendo contemporáneos.